Acerca de Héctor
Háblame de ti… ¿Quién eres?
Soy un terrícola. (¡´Amonos!) Pero… También estudié Psicología y me licencié en Lengua y literatura hispánicas. Escribo ensayo, narrativa y crítica literaria. He publicado algunos libros y textos en revistas y antologías. Además, dirijo un proyecto editorial: Tintero blanco.
Soy un lector. Lo cual, por supuesto, no es el oficio más remunerado del mundo, pero sí el que más me gusta. Alguna vez un maestro me dijo que aprender a leer como profesión requiere saber interpretar un texto, discernir lo bueno de lo malo y reconocer la tradición en el estilo personal. Por extensión, me dedico también a la literatura: la investigo, la interrogo, la enseño, la escribo y la edito, por lo que mi vida gira en torno a los libros y todo lo que tiene que ver con ellos.
Mis intereses son las expresiones LGBT+ y la literatura no realista (ciencia ficción, fantasía, weird), a partir de esta afinidad es que suelo escribir narrativa y ensayos, mis dos géneros favoritos. Parafraseando a Quevedo, vivo en conversación con los libros, amo escucharlos y encontrar belleza en sus palabras.
Creo que escribir es casi todo trabajo. Si acaso hay talento solo constituye una mínima parte del quehacer literario. Me considero afortunado, he tenido grandes maestros, si a alguien debo agradecerle lo poco que he hecho es gracias a ellos, tanto a los escritores quienes he leído como a quienes me han formado en talleres.
Tintero Blanco y otras motivaciones
Y dime… ¿Qué significa para ti escribir?, y por favor… Cuéntame, cuéntame, cuéntame, ¿qué te motiva a hacerlo?
Escribir implica una búsqueda de la belleza en la palabra. Es más que solo expresión: un encuentro con el mundo de las ideas, con la sensibilidad; un diálogo con las historias que imagino. Escribir es crear, enfrentarse con los caminos de lo incierto para extraer de la bruma una idea, una frase, un verbo. Escribir es anhelar y lanzar un puente hacia el otro, lector imaginario, que escucha tras el fuego de la palabra. Es reconocerse como hijo bastardo de una tradición, la mía, la de Luis Zapata, la de Oscar Wilde, (Identificado estoy)… la de Yukio Mishima. Pero también la de Michael Moorcock, la de Neal Stephenson, la de Ray Bradbury.
Mi mayor motivación para la escritura es mi deseo por contar historias y mi gusto por entablar diálogos con los autores que me gustan (y también con los que no). Intento todo el tiempo explicarme el mundo a partir de historias y a partir de los libros que he leído, esta búsqueda de explicación es la que me ha llevado a la escritura. Sin ella la vida sería más difícil, el mundo perdería parte de su riqueza.
Actualmente, estoy a cargo del proyecto editorial: Tintero blanco, se trata originalmente de una revista literaria, que ya está por publicar su número nueve. Algunos de sus números pueden descargarse gratis en el siguiente enlace.
También estoy cursando la Maestría en Literatura mexicana en la Universidad Veracruzana, donde estoy elaborando una tesis en donde investigo la identidad de los personajes en las novelas House: retratos desarmables de Sergio Loo y Todos mis padres de Fernando Yacamán.
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¿Cómo, cuándo y dónde fue que comenzaste a escribir?
Comencé a escribir informalmente a los dieciséis años; sin embargo, mi primer premio lo gané a los 21, considero esta última edad como la que dio inicio con mis intenciones de realizar un camino literario más serio.
¿En qué te inspiras al momento de crear una historia?
Creo que hay muchos lugares de donde tomo inspiración o ideas para lo que escribo. De mis recuerdos y vivencias en primer lugar, pero también de chismes (por qué no) y experiencias de otras personas; asimismo suelo tomar ideas de libros o películas: historias que quiero replicar con variaciones o que quiero mejorar. Al final de cuentas la imitación y la reelaboración son partes esenciales del arte. También he tomado ideas de historias o sucesos reales o de una exploración en torno a una inquietud, una obsesión o un tema.
Ahora dime, ya que esta es la pregunta que todxs lxs creadorxs de contenido y las personas que esperan ser escritorxs quieren saber. ¿Cómo ha sido tu experiencia como autor de libros en México?
Creo que hasta ahora ha sido una experiencia muy grata. Los libros que he publicado han aparecido en editoriales independientes o que pertenecen a instituciones públicas. Su trato, en general, ha sido amable y atento. En ocasiones hay editoriales que no realizan un trabajo tan arduo a la hora de acompañar al escritor, pero en compensación hay también otras cuya labor de edición es maravilloso, enriquecedor y muy amable. En este sentido, me parece que lo más difícil de publicar no ha sido llegar a una editorial, sino escribir un libro que pueda ser publicado, para ello me exijo revisiones y relecturas constantes hasta que obtenga un texto lo más parecido a lo que tenga en mente.
Proyectos
Ahora, cuéntanos sobre tus proyectos. ¿Qué podemos encontrar en tus obras?
Mi escritura se inscribe en tres vertientes principales. La primera es la escritura LGBT+ en donde me gusta explorar historias con personajes cuya sensibilidad es disidente, me acerco a ellxs sobre todo desde la ternura y desde la exploración de lo no dicho, de la borradura. Mucho de lo que publico también se encuentra cercano a los géneros no realistas, ciencia ficción, terror, fantasía, varios de los cuentos que tengo publicados en la red van de ese tema, pero aún no escribo un libro solo de ese tema, quizás deba hacerlo. Una tercera vertiente de mi escritura deriva en el ensayo y en la crítica literaria, me gusta escribir sobre otros libros y me gusta compartir con las personas el amor que siento por la lectura.
Por otro lado, Tintero blanco, mi proyecto editorial, tiene en la actualidad dos vertientes. Una de ellas es la revista literaria que está por publicar su noveno número, y por otro, un sello editorial que está por publicar su primera antología de microficción. Las redes del proyecto son: Facebook: Tintero blanco, e Instagram: @tintero_blanco.
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Hasta el momento tengo cuatro publicaciones en solitario. Dimorfismo, un librito de juventud que se puede encontrar en la web y cuyo tiraje impreso está agotado; con sus errores y horrores fue más bien un ejercicio de un Héctor que estaba descubriendo la literatura y exploraba sus límites, no es mi publicación favorita pero tampoco puedo negar su existencia.
La máscara de Miguel es un cuento infantil ilustrado y publicado por la Editora de Gobierno del Estado de Veracruz que trata el tema de la valoración hacia las infancias y su visión del mundo, este libro aún puede encontrarse impreso en la editorial que lo publicó.
La isla que nos llama es un libro de cuentos, publicado por el Instituto Veracruzano de Cultura, son doce textos que abordan distintas historias en donde personajes jóvenes viven una serie de situaciones relacionadas con el mar. Abordo temas como la violencia, el deseo gay y lésbico, el choque del mundo adulto con el de la adolescencia, entre otros. Este libro puede encontrarse en la editorial que lo publicó y yo tengo algunos ejemplares aún.
Por último, apareció hace poco una publicación en formato pequeño y con poco tiraje llamada Drenaje a cielo abierto, bajo el sello de Poetazos y Sangre Ediciones, se trata de tres cuentos de tema gay. Actualmente me encuentro trabajando en el libro Acaso un descubrimiento a mitad de la noche, textos en su mayoría relacionados por el tema de la pérdida, que tal vez salga el siguiente año en Editorial Iridiscencias.
¿Qué consejo les darías a lxs nuevxs creadorxs de contenido y artistas emergentes?
Que no se rindan, que no le teman al rechazo editorial. Escribir es como una carrera de resistencia, llega el que dura más tiempo. En este sentido, les recomiendo también leer mucho, leer demasiado, es más, leer excesivamente; y tomar todos los cursos y talleres de literatura que puedan. La escritura nace de la imitación, solo con mucha lectura y muchos ejercicios es posible acercarse a la versión final de un texto.
Aunque tampoco quisiera poner una serie de reglas o prescripciones, es posible que lo útil para mí no lo sea para alguien más. Por eso apelo también a la libertad, cada quien debiera encontrar su camino en la literatura, solo no hay que perder de vista el carácter del material con el que se trabaja: el lenguaje.
