Amarnos es un acto revolucionario que fuimos aprendiendo

Identidad de género, Juventud LGBT+, Adolescencia queer
Descubrir mi identidad fue un desafío entre normas y libertad, pero amarme me enseñó que ser yo es revolucionario.

A veces veo en retrospectiva todo lo que he vivido hasta este punto y siento que “fue más simple de lo que recuerdo” pero sé que no es cierto. Cuando por primera vez tuve consciencia de que era queer tan sólo tenía doce años, poco sabía pero sin duda tenía por seguro que gustaba de mi mejor amiga y mi mejor amigo (vaya situación me esperaría cuando de ambos un buen batazo me llevaría). Eran momentos peculiares en mi vida puesto que seguía estudiando en una escuela religiosa en donde su “educación sexual” tenía apenas lo más básico (siendo la clásica puesta de codón) y de género no vi nada, pero si a parte le abonamos que el discurso homofóbico que infestaba a esa escuela me hacía sentirme como una persona “sucia” o incorrecta por tener sentimientos hacia más de un género.

Caminar en mi antigua escuela era un pesar y un sentimiento peculiar que me reafirmaba que yo era distintx a lo que esperaban de mí, tenía esa constante inseguridad de que podrían notarme y ver mi realidad. Cuando era joven pude haber vivido mis primeros romances queer pero, ¿de qué forma y cuándo? Si yo vivía en un mundo que no tenía ningún referente de alguien LGTBQIA+.

El estrés de pertenecer a una minoría

Seguramente somos de generaciones distintas, pero en la mía yo sólo veía a “ellas que soñaban con ellos”, era tan normativo y esperado que cada inicio de ciclo escolar “buscaba quien ahora me tenia que gustar”, buscaba forzarme a siempre tener alguien dentro de la normativa en mi “interés romántico” (nótese que comencé con la presión de “tener novio o gustar de un chico” desde los 11, la presión por cumplir con aquello esperado creo que me corto un leve el ser peque). ¿Recuerdan cuando te hacían pasar al frente y los nervios te invadían?, bueno algo así explicó la presión social que cargaba por “entrar en el hetero molde”, hoy que soy mayor entiendo que eso que me abrumaba se conoce como El estrés de una minoría:

El estrés de minoría se refiere al distrés al que se ve expuesto una persona perteneciente a una población estigmatizada considerada como minoridad, esta sensación se da por un cumulo de sucesos y expectativas del mundo externo el cual obliga a que se busque una forma de entrar en el guion normativo según la posición observada de la persona. Los factores que llegan por este fenómeno son la homofobia internalizada, las expectativas al rechazo, discriminación en función al estigma y violencia a causa de prejuicios.

Ian Meyer (1995)

La forma en la que (por más cliché que suene) se aborda este suceso es el apoyo de sus familiares, amistades y si utópicamente se pudiera también de las autoridades que estén a su cargo, todo con la intención de que la persona logre sentirse como lo que es, alguien con el corazón del mismo lado que todes que sólo quiere respirar y ser feliz en este mundo.

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Descrubriendo mi identidad de género

En mi pubertad tuve mi primer acercamiento con personas queer (resaltare que en ese momento yo todavía no aceptaba que pertenecía a la comunidad), recuerdo que tuve esta sensación de que eran personas libres, divertidas, pero también distintas a lo que me habían contado que existía en este mundo. Este mundo de color también existía en paralelo a mi realidad y no comprendía porque había vivido por tanto medio oculto, llegué a compartir mi descubrimiento del “mundo de arcoíris” con amistades hetero-cis de ese momento y comprendí que esa realidad no era fácil, un día lleno de ilusión termino siendo un balde de agua fría.

Identidad de género, Juventud LGBT+, Adolescencia queer

Apoyándonos de un encuesta que fue aplicada a familias LGBTQI+ en el 2020 se demostró que el 64% de la juventud trans se ha sentido mal con su identidad a comparación el 36% de la población cisgénero LGBI+, también siguiendo el artículo de Clark (2021), sabemos que la discriminación a la comunidad comienza mayormente en el entorno familiar, donde el 92% de lxs adolescentes LGBT en México (según una encuesta de la CONAPRED, 2018) ya tuvieron que esconder su orientación sexual o identidad de género de su familia a consecuencia de no encontrar apoyo o aceptación en esta.

Razonando esto me doy cuenta de que no necesitaba de estudios o estadísticas para sentir que era “un secreto de estado” la existencia de juventudes queer, algo sucedió en esos momentos de mi vida que me hicieron sentir como en casa, pero paradójicamente sentía que no podía permitirme el hablar abiertamente de esta realidad. El tiempo paso y mi pubertad terminó con la llegada de una dichosa adolescencia donde viví mi primer enamoramiento queer.

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Vivir fuera del closet

Dicen que la adolescencia es el momento del “dolo”, donde todo se siente pesado y nos sentimos incomprendidxs, creo que es en parte cierto y depende mucho de la realidad que cada unx este viviendo, pero en mi caso fue un episodio de mi vida bastante definitivo; me enamoré. Recién terminaba de entender que era “el mundo LGTB” cuando conocí a una chica que me robaría los suspiros, fue grata mi sorpresa cuando terminó siendo un amor correspondido el cual fluyo en secreto (suena Mecano mujer contra mujer de fondo); pensando en retrospectiva mis amores siento que fue el primero que me hizo sentir así de libre, eventualmente terminó, pero me dejó mucho, en especial que amar se sentía bien.

Hoy que soy un joven adulto vivo fuera del closet, amo a la luz del día y comprendo el privilegio que representa eso, he podido salir con quienes me han amado y me han enseñado, así como yo les intenté significar en su vida pero no es hasta hace 3 años que comencé a aprender sin vergüenza mi relación sáfica. Quizá alguien mientras me lee podría identificarse o no pero déjeme dejarles algo en claro, si tú te sabes merecedore de amor ya eres alguien revolucionarix en una sociedad donde nos han enseñado a “tapar” lo que ante el ojo hetero normado “no debería ser”.

Identidad de género, Juventud LGBT+, Adolescencia queer

Quise compartir este pequeño escrito con la intención de que seamos conscientes de que nuestro crecimiento será distinto pero el amor siempre tiende a ser parte de la solución.

Fuentes

  • Nieme, F. Z., & Ferrufino-Borja, D. (2021). Estrés de minoría y salud mental en jóvenes de la comunidad LGBT. Revista de Estudiantes de Psicología, 9, 5-14.
  • Guzmán, E. D. G., Saucedo, L. K. C., & Bustos, X. J. (2023). Meta-análisis Sobre La Discriminación y Violencia Hacia la Comunidad LGBTTIQ+. Politicas Sociales Sectoriales, 1(1), 306-331.

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