Aunque la representación LGBTIQ+ ha mejorado, el abuso del tropo Bury Your Gays persiste, perpetuando la idea de que la existencia queer está inevitablemente ligada al sufrimiento. Sin embargo, las historias LGBTIQ+ merecen ser contadas con alegría y profundidad, con personajes completos y ricos en experiencias.
Es un hecho que la representación LGBTIQ+ ha mejorado significativamente en el cine y la televisión en los últimos años. Sin embargo, también es cierto que la mayoría de las narrativas en torno a personajes de esta comunidad han estado plagadas de sufrimiento y tragedia.
Antes de continuar, te invito a que me acompañes en un ejercicio de memoria. Piensa en un personaje LGBTIQ+ e intenta responder a lo siguiente: ¿Su historia tiene un final feliz? ¿Experimentan una historia de amor satisfactoria? ¿Tienen un arco de carácter notable? ¿Sobreviven hasta el final de la historia? Si has respondido que no a la mayoría de estas preguntas, entonces estás de acuerdo con mi argumento anterior.
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El tropo de Bury Your Gays
Estas narrativas no existen por casualidad. Todas proceden del mismo tropo Bury your gays (o “entierra a tus gays”, en español). Esta técnica narrativa considera a lxs personajes LGBTIQ+ significativamente menos importantes que sus homólogos heterosexuales dentro de sus historias, haciéndolos más propensxs a la muerte. En pocas palabras, mucho más desechables.
Estas muertes suceden casi siempre después de que estxs personajes viven un momento feliz en sus vidas, resultado de una confesión o acción que les permite aceptar y vivir libremente su sexualidad. Lo peor es que esta decisión argumental existe únicamente para desarrollar la historia de otro personaje, que, por cierto, casi siempre es heterosexual y cisgénero.
Este tropo no es nuevo, de hecho, tiene sus raíces en la literatura del siglo XIX, cuando los autores queer utilizaban la muerte de sus personajes para evitar la censura, mientras seguían añadiendo la poca representación LGBTIQ+ que podían a sus historias. Algo que los creadores queer de los años 30 reprodujeron en Hollywood, al verse atados por el Código Hays, que prohibía la representación de cualquier acto homosexual, al ser catalogado como algo perverso.
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Bury Your Gays en el cine y la televisión actual
Actualmente son muchos los caso en los que podemos ver el abuso de este tropo; Tara siendo asesinada frente a Willow, en Buffy The Vampire Slayer, sin razón alguna; Villanelle siendo asesinada frente a Eve justo después de confesarse su amor, en Killing Eve; la muerte innecesaria de Lexa en The 100; Castiel siendo enviado al infierno justo después de confesar su amor por Dean en Supernatural, y un sinfín de ejemplos más.
Estxs personajes se utilizan como carne de cañón para hacer avanzar la historia o para cumplir el arco narrativo de los personajes principales. Lxs creadores de estas historias no los ven como individuos merecedores de un final feliz o de una historia digna de ser contada, sino como meras herramientas. Lo que antes era un acto de resistencia, ahora se utiliza para reforzar una narrativa dañina.
Ahí tenemos también a la única pareja gay que aparece en la película It: Chapter Two, siendo brutalmente golpeados y, después, asesinados, con el único fin de generar un shock value y avanzar la historia.
Claro que es importante tener mucha más representación LGBTIQ+ en los productos audiovisuales que consumimos a diario, pero cuando la mayoría de sus narrativas representan a estxs personajes a través del dolor y la muerte, ayuda a reforzar la idea de que la existencia de una persona queer está ligada siempre al sufrimiento.
Por tanto, es importante que las historias en las que se nos incluye nos representen con respeto. Las narrativas LGBTIQ+ no tienen por qué ser necesariamente tristes o devastadoras. También pueden representarse con alegría y profundidad, con personajes de carne y hueso e historias ricas.
Por supuesto, puede haber drama, ya que la vida no es fácil, pero si los creadores van a utilizar esta herramienta, debe estar bien fundamentada. Debe ser algo que ayude al personaje a crecer, le ofrezca un nuevo reto dentro de su arco narrativo y tenga una base lógica dentro de su historia, en lugar de convertirse en una herramienta retórica más.