Es conflictivo hablar sobre los diferentes tipos de orientaciones sexuales. Ya se sabe que definir es limitar, y esto se hace especialmente obvio cuando lo que se está definiendo es algo tan subjetivo como los patrones de atracción sexual y los diferentes criterios que se utilizan para determinar si algo es sexualmente atrayente o no.
¿Cómo ponerle nombre a aquello que nos parece deseable? ¿Acaso no se vive la sexualidad como algo ligado a momentos, contextos y estados de ánimo determinados?
Los principales tipos de orientación sexual
Lo que nos atrae (o no) de las personas no son elementos concretos e inmutables que pertenezcan a ellas y que puedan ser llevadas como quien viste una camisa nueva. Nunca podemos decir con certeza de dónde nace el deseo que nos produce alguien en concreto, y menos aún asegurar que ese elemento nos resultará atrayente siempre.
Sin embargo, cada vez es más frecuente hablar sobre un abanico de tipos de orientación sexual que con el tiempo va ganando en amplitud y variedad. Hace mucho que la homosexualidad ha dejado de ser la única alternativa a la heterosexualidad, y como consecuencia nuestra noción de lo que es o puede ser la orientación sexual es cada vez más compleja y llena de matices.
¿Categorías creadas por la ciencia?
El hecho de que cada vez se formulen más propuestas para diversificar las variantes de orientación sexual no quita el hecho de que la dicotomía «homosexualidad – heterosexualidad» siga teniendo vigor y en muchos círculos se siga clasificando a las personas y sus inclinaciones en estas dos categorías. El motivo es que estos dos conceptos cuentan con un asidero objetivo: el sexo biológico de las personas. El resto de tipos de orientación sexual, sin embargo, se basan en fenómenos subjetivos, para lo bueno y para lo malo.
Las denominaciones o etiquetas para definir múltiples tipos de sexualidad no nacen desde el ámbito de la psicología o la biología, sino que aparecen más bien como parte de una iniciativa de raíz social (vinculada históricamente a los movimientos a favor de la igualdad) para reivindicar y dar visibilidad a formas de vivir la sexualidad que son eclipsadas por la norma: la heterosexualidad.
Eso significa que detrás de la creación de estas categorías para poner nombre a los distintos tipos de orientaciones sexuales no hay la pretensión de etiquetar todas y cada una de las variantes que podríamos identificar si nos pusiéramos a ello, y tampoco se quiere encontrar formas de vivir el sexo que coincidan con ciertas bases orgánicas (conexiones neuronales inusuales entre ciertas áreas, un funcionamiento atípico de algunas partes del cerebro, etc.).
No son conceptos hechos para servir a los propósitos de la ciencia, sino para conseguir una repercusión social. En concreto, lo que se intenta al utilizar estos términos es que se acoja con mayor sensibilidad a las personas que tienden a vivir una clase de orientación sexual alternativa.
¿Puede hablarse de los tipos de orientación sexual más importantes?
Si delimitar qué es y qué no es un tipo de orientación sexual distinto a otro es ya algo complicado, aún lo es más hablar sobre cuáles son los más importantes. Se trata de algo subjetivo y que depende de criterios arbitrarios para ordenar orientaciones sexuales de mayor a menor importancia y que, en definitiva, no nos dicen nada sobre si una es más válida que otra.
En este caso, he seleccionado los tipos de orientación sexual que tienden a aparecer más en los medios para que las personas interesadas en el tema puedan empezar a indagar.
Tipos de orientación sexual
Aquí tienes una explicación de cada uno de los tipos de orientación sexual más estudiados.
1. Heterosexualidad
Es la orientación sexual definida por la atracción hacia personas del sexo contrario, exclusivamente. Se trata posiblemente la clase de orientación sexual más común.
2. Homosexualidad
Caracterizada por la atracción sexual dirigida exclusivamente hacia personas del mismo sexo. Popularmente se conoce a los hombres homosexuales como gays, mientras que las mujeres son lesbianas.
3. Bisexualidad
Atracción sexual hacia personas del mismo sexo y del sexo contrario, aunque no necesariamente con la misma frecuencia o intensidad en uno u otro caso.
4. Pansexualidad
Atracción sexual hacia algunas personas, independientemente de su sexo biológico o identidad de género. La diferencia entre la pansexualidad y la bisexualidad es que en el segundo caso la atracción sexual se sigue experimentando a través de las categorías de género, mientras que en la pansexualidad no ocurre esto. Para saber más puedes leer el artículo sobre esta orientación sexual.
5. Demisexualidad
La demisexualidad se describe como la aparición de atracción sexual solo en algunos casos en los que previamente se ha establecido un fuerte vínculo emocional o íntimo.
6. Lithsexualidad
Las personas con este tipo de orientación sexual experimentan atracción hacia otras personas, pero no sienten la necesidad de ser correspondidas.
7. Autosexualidad
En la autosexualidad, la atracción se experimenta hacia uno mismo, sin que esto tenga que ser sinónimo de narcisismo. Puede entenderse como una forma de alimentar afecto o amor propio.
8. Antrosexualidad
Este concepto sirve para que puedan identificarse con él las personas que experimentan su sexualidad sin saber en qué categoría identificarse y/o sin sentir la necesidad de clasificarse en ninguna de ellas.
9. Polisexualidad
En este tipo de orientación sexual se siente atracción hacia varios grupos de personas con identidades de género concretas. Según el criterio utilizado para clasificar, puede entenderse que la polisexualidad se solapa con otras orientaciones sexuales como por ejemplo la pansexualidad.
10. Asexualidad
La asexualidad sirve para poner nombre a la falta de atracción sexual. Muchas veces se considera que no forma parte de la diversidad de orientaciones sexuales, al ser su negación. Puedes leer más sobre la asexualidad en este artículo.