Ya sea que sean más de “regalos de Navidad bajo el árbol” o intercambios navideños con amigues o familia, hoy vengo a hablarles de esos presentes que quizá nunca llegaron.
Cuando era peque se acostumbraba a regalarle a las niñas todo lo de la sección “rosa”, muñecas, cosas de maquillaje, cocinitas, bebés, coronas o “cabezotas” para aprender a peinar. Mientras que por otro lado estaba la sección “azul”, ahí se encontraban los juguetes para los niños: balones, coches, dinosaurios, muñecos musculosos, espadas o incluso pistolas de agua; claro que también estaba la “sección media” donde podías encontrar peluches (pero dependiendo para qué género binario fuera, también simbolizaba cuál te llevabas), juguetes de ciencia (aunque a veces eso ocasionaba que te catalogaran como aburridx o nerd*), consolas (pero variaban los juegos dependiendo si era para niña o niño) y otras tantas cosa que podías comprar en ese “pasillo neutro” que de imparcialidad tenía poco (bueno quizá las bicicletas se salvaban…y eso si no pensamos en su color).
“El niño dios”, “Los reyes” o “Santa” sabían elegir bien los regalos, incluso llegaban a saber qué esperaba la sociedad que recibiéramos, si tu escribías “por favor quiero una muñeca bonita” pero los duendes de Santa consideraban que REALMENTE no le querías y sólo estabas confundidx sin tema alguno te
traían un balón e incluso todo un set para que fueras “la sección azul” que deseaban fueras. Por otro lado, cuando pedias “Por favor el terreneitor 4×4 con tuurbooo motores” pero Los Tres Reyes Magos consideraban que un micro hornito seria mas de tu agrado sin tema te lo traían.
Quizá nunca llegaron esos regalos por que les daba miedo que nos hicieran burla, posiblemente nunca pedimos ni si quiera esos presentes por la sensación
de que “alguien se iba a enojar” o incluso podría haberse dado el caso de que te forzaste a “desear un regalo aceptable” con la intención de no regalar sospechas.
Al escribir esto pienso cómo gran parte de nuestra vida parece estar fragmentada e incluso se habla mucho de cómo eras antes y después de salir del closet*, cachitos de nosotres se fueron quedando en el camino y ahora que hemos crecido existimos quienes deseamos voltear momentáneamente a les niñes que realmente éramos para preguntarles si este 24/25 de diciembre prefieren una corbata, vestido, balón ,peluche o muñequita con la intención que aquello que nunca llego pueda cálidamente abrazarnos.
Aunque la tolerancia a la diversidad ya es un tema del cual se habla y comienza a intentar verse en los medios sabemos que existe mucho que hacer, hoy con mas claridad y experiencia en nuestra espalda como les nuevxs adultes, podemos ser ese bálsamo en estos fríos momentos del año para las infancias de la comunidad, hemos comprendido que no importa si es niñe, niña o niño o cual es su orientación sexual de quien este pidiendo “el peluche rosa, verde, azul o morado”, si lxs peques tienen la ilusión de dicho juguete y se cuenta con la posibilidad económica de dárselos en estas fiestas no encuentro “por qué Santa no estaría dispuesto a llevar eso en su trineo”.
Así como la ropa no tiene género, los regalos navideños tampoco, estas fechas son para dar y recibir buenos deseos; aquello que preocupe o moleste a lxs adultxs se debe quedar en la mesa de lxs adultxs, en la mesa chica donde se sientan las infancias déjenles jugar, comer, reír y ser. Les aseguro que vale más abrirnos a que todes podemos jugar con balones y portar diademas de muchos colores, a encerrarnos en un mundo donde solo existe “el numero dos” en donde repliquemos que las nuevas infancias sientan que “su regalo no llego por que algo malo existe en su interior”.
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Este escrito incluye a todas las infancias, es para aquellas que sean cis, trans o enby (no binarias), escribo esto deseando que exista un milagro de Navidad
donde recordemos que existen muchas otras cosas mas importantes en las cuales pensar que si “debemos o no darle ese muñeco que no va con su género y podría confundirle” cuando estamos conscientes de que ese niñe que solo quiere jugar.
El confort que sentimos del famoso ponche dulce y caliente espero este año se les haga presente, merecemos disfrutar estas fiestas que son justamente para
eso, rompamos sin miedo esas tradiciones que ya no van y seguro dañan incluso en esta edad, un ejemplo de esas viejas costumbres que ya no van es “ver quien ayuda o no” durante el acomodo de la cena, hoy entendemos que no importa si te aplican el “en mis tiempos era así” pues esos tiempos han terminado, lo justo seria que si todes comen, todes dentro de sus posibilidades aporten.
Yo creo, con firmeza, que, para las fiestas como estas, que van de quererse, compartir y reencontrarse, son la oportunidad perfecta para que seamos reales, nos tratemos más allá de los genitales y dejemos los problemas familiares en otra parte. Recuerda que nadie esta obligadx a sentarse con quien no desea o a callar si algún tema trascendental sale en la mesa, la familia elegida y la de sangre puede ser la misma pero no siempre aplica, cuidemos nuestra salud mental desde decidir si este año deseas o no asistir a dicha celebración navideña, bien dicen que no es la cantidad más bien es la calidad.
En el fondo todes somos niñes y de corazón espero que este año debajo del árbol, fuera del armario y a lado de tus personas encuentres aquel regalo que añoras.
¡Con un abrazo mental y una sonrisa dulce les deseo a todes una Feliz Navidad!